Las normas de buenos modales son básicamente aplicables a los adeptos de la propuesta clean. Sin embargo, estos consejos serán útiles a todos, pues visan a desarrollar un sentido estético del comportamiento con amplitud universal.
Es muy cierto que un practicante del DeROSE Method tiene un comportamiento más elegante, cordial y con una pulida capacidad de administración de conflictos. Por eso mismo, debemos estar atentos para una perfecta integración familiar, social y profesional. Evidentemente, procuramos mantener el mimetismo a fin de no llamar la atención. Pero, a veces, no funciona. Entonces, que seamos notados y recordados por nuestra elegancia, simpatía, cultura y cordialidad.
La mayor parte de las normas de conducta surgió de razones prácticas. Si usted consigue descubrir la veta de la consideración humana, habrá descubierto también el origen de todas las fórmulas de la etiqueta. Todo eso se resume a una cuestión de educación. Buenos modales son las maneras de actuar en compañía de otras personas de forma a no invadir su espacio, no constreñirlas y hacer con que todos se sientan bien y a gusto en su presencia. Por eso, buenos modales son una cuestión de buen sentido.
Además, con relación a ese pormenor, reconozcamos que los buenos modales son también convenciones en constante mutación, dependiendo del tiempo y del espacio. Por eso, el manual de etiqueta que sirve para Europa, no sirve para Japón y el que fue publicado algunos años atrás, hoy ya puede estar desactualizado, pues el mundo se transforma rápidamente.
Así, lo mejor que usted tiene que hacer cuando está fuera de su hábitat es esperar que los otros actúen antes, observar y hacer igual. Si comen con la mano, siga el ejemplo; si con hashi, trate de conseguir hacer lo mismo.
Pero si, a pesar de todo, usted no puede seguir determinados costumbres, simplemente declínelos. Jamás voy a conseguir tomar sopa o té haciendo ruido, ni eructar al final de la comida como es correcto en algunos países. En esos casos, cuento con la indulgencia de los anfitriones por el hecho de yo ser un extranjero que no sabe comportarse 100% de acuerdo con las maneras locales. Me contento con unos 95%.
Sin embargo, si usted es el anfitrión, ponga su invitado o invitada a gusto, haciendo como él o ella — siempre que posible. Tengo un amigo que, para no dejar su invitado constreñido, lo acompañó y bebió la lavanda que fue servida después de la comida para lavar las puntitas de los dedos.
Otro hecho bastante conocido fue el de un diplomático árabe que, en una recepción de gala, terminó de comer una alita de pollo y tiró el hueso para atrás, por encima del hombro. Por un instante, todos se miraron entre sí como que a preguntarse: “¿Qué haremos?”. Acto continuo, el anfitrión lo imitó y, en seguida, todos estaban tirando sus huesitos por sobre el hombro... y divirtiéndose mucho con eso.
Del libro Método de Buenos Modales,
Profesor DeRose, Egrégora Books