Hablemos de eficiencia. Del uso eficiente de nuestros recursos para extraerles el máximo placer posible.

Si tengo un alimento pero no tengo hambre, me lo guardo para cuando tenga hambre. Ahí lo voy a disfrutar mucho más.

Si tengo un chocolate grande y empiezo a comerlo, cada bocado es una experiencia de placer. Pero prestando atención a cada bocado, puedo percibir que después de los primeros bocados, los siguientes van generando menos placer. Ya no lo estoy disfrutando tanto. Estoy terminándolo porque lo tengo. Si me lo guardo y en otro momento que esté con ganas me lo como, voy a extraerle mucho más placer.

Siguiendo esta lógica...

Me comí la mitad del chocolate y llega un amigo al que le fascinan los dulces. Yo podría terminar de comer el chocolate, pero es natural sentir que sería un desperdicio que me lo coma yo cuando él va a disfrutarlo mucho más. En él, este chocolate puede generar mucho más placer, rinde más.

Todos tenemos esa sensación con algunas personas, o en determinados contextos. Algunos con un círculo de unas pocas personas muy cercanas, otros con un círculo mayor de personas.

El hecho de no poder concebir de manera alguna que su placer hace a una sumatoria de placer de la que yo soy parte y cuyo crecimiento es mi crecimiento es egotismo, ignorancia. En sánscrito asmitá y avidyá.

Expandir la conciencia es ampliar ese círculo de personas y circunstancias. Es correr esa frontera con la que delimitamos si el placer es propio o ajeno.

La meta del Yôga es eliminar esa frontera por completo.