Velocidad

3 minutos de lectura - Publicado el 7 de dic 2023

Cuando estés al borde del colapso, el punto en que te resulta cuesta arriba cumplir con todos los horarios y compromisos y quisieras ranchar todo el día y probar a ver si es posible… hacé el ejercicio mental.

Vamos, imaginatelo. Vacacionarías sin viajar, o agarrarías una mochila y te irías a recorrer el mundo. Mirarías tus programas preferidos el día entero, o leerías hasta cansarte los ojos, deslizándote sin culpa en diversas siestas a lo largo del día. Cambiarías tus rutinas, durmiendo de día y bailando de noche, o lo opuesto: te despertarías antes del alba cada día con el horizonte claro de dedicarte a tus asuntos, esos que nunca tenías tiempo de acometer antes de esta nueva fase. Caerías de visita en los universos de tus personas predilectas, sin hora de término, hasta que ellas empezarían a parpadear porque no tener el privilegio de cambiar su rutina a gusto.

¿O terminarías a la larga construyendo la misma vida? ¿Los mismos compromisos de los que te costó tanto deshacerte? Tal vez lo harías una octava más abajo: un poco menos de esto y de aquello probablemente sería suficiente. En ese caso no haría falta destruir todo, sería más bien una cuestión de dosis.

Ahora otra visualización: vas en la ruta en tu vehículo preferido, auto, bicicleta, patines... No tenés que llegar en ningún horario fijo, cero apuro. Podés pararte a comer algo en el trayecto, podés bajar a mirar las vacas, mojarte si llueve, o detenerte hasta que pare. Después de un tiempo de haber salido, espontáneamente entrás en tu velocidad crucero, que vas a mantener la mayor parte del tiempo. Tendés a estabilizarte en una velocidad, porque eso economiza esfuerzo: una presión constante del acelerador, o un movimiento acompasado de los brazos y las piernas, o una respiración y unas pulsaciones que desencadenan un ritmo corporal. Claro que podés modificar esa monotonía proponiéndote ir más rápido o más lento, pero también hay algo económico y fácil, placentero, en entregarse a ella. Es una ecuación que funciona para vos en ese preciso instante, considerando las millones de variables.

¿Cuánto espacio hay en tu vida para que te muevas a velocidad crucero?

Más sobre este asunto en el libro gratuito Viva mais e melhor, del Profesor DeRose y en O método DeRose e a gestão do stress, de Joris Marengo.

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¿Qué es el estrés?

3 minutos de lectura - Publicado el 12 de sep 2022
Professor DeRose

Texto traducido automáticamente. Ver texto original en Português

En nuestro entendimiento, el estrés es el estado psico-orgánico producido por la diferencia entre el potencial del individuo y el desafío que necesita enfrentar. El estrés es la consecuencia del esfuerzo psicofísico para encarar el obstáculo. Para administrar el estrés, tratamos de aumentar la energía del practicante, para que su potencial suba y pueda enfrentar el desafío de arriba hacia abajo.

El estrés en sí no es algo malo. Sin él, el ser humano quedaría vulnerable y no conseguiría luchar, trabajar o crear con la necesaria energía. Lo malo es el exceso de estrés o la falta de control sobre él.

Entre una alerta psicofísica y otra, la persona tendría condiciones de rehacerse de ese estado de extrema tensión orgánica y mental. Para ello, sería preciso que hubiese menor frecuencia del estado de tensión o, entonces, técnicas específicas para minimizar la fatiga generalizada allí resultante y que produce una reacción en cadena de efectos secundarios tales como infarto, presión alta, jaqueca, insomnio, depresión, nerviosismo, caída de productividad, caída de cabello, herpes, problemas digestivos, úlcera, gastritis, impotencia sexual, dolores en la espalda y el peor de todos los problemas de salud: ¡las cuentas del médico!

Basta reducir el estrés para amenizar también todos esos sus efectos, los cuales, de otra forma, difícilmente cederían a una solución definitiva. Serían medidas meramente paliativas o un enmascaramiento de los síntomas.

El DeRose Method posee en su acervo diversos recursos eficientes para reducir el estrés a niveles saludables. Tal opinión es compartida por un buen número de médicos que indican este método a sus pacientes estresados.

Por esa razón, son muchos los empresarios, ejecutivos, artistas y profesionales liberales que van a buscar, en el DeRose Method, la dosis extra de energía y dinamismo que necesitan, pero, al mismo tiempo, el control del estrés.

Noventa por ciento de las personas sienten los efectos de combate al estrés ya en la primera sesión de nuestro método. Nuestras técnicas y las actividades sociales estimulan la oxitocina, que es una hormona producida en el hipotálamo. Con su estimulación, los niveles de cortisol (hormona del estrés) disminuyen en el organismo.

Del pocket book Stress
Professor DeRose, Egrégora Books

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Todo se desencadena por el estrés

3 minutos de lectura - Publicado el 9 de sep 2022
Professor DeRose

Texto traducido automáticamente. Ver texto original en Português

Un día, fui al dermatólogo para que analizara mi caída de cabello y me dijo: “Es estrés”. Y no sirvió de nada que le explicara que soy la persona menos estresada que ha conocido. Trabajo en lo que me gusta, me levanto a la hora que quiero, decido lo que quiero hacer, tengo una esposa que es un encanto y jamás discutimos, mi secretaria se encarga de todo para mí... en resumen: no tengo estrés alguno. Pero el dermatólogo siguió pensando que la caída de cabello se debía al estrés y no a la testosterona.

Tiempo después, fui al cardiólogo para controlar la presión arterial que estaba un poco alta y él pontificó: “Es estrés”. Y no sirvió de nada que le explicara que mi padre tenía presión alta, por lo tanto, la primera sospecha debería ser la genética. Él siguió pensando que era el supuesto estrés.
En otra ocasión, fui al gastroenterólogo para ver si localizábamos la bacteria que ciertamente había traído de mis muchos viajes a la India y que estaba causando cólicos abdominales. Él me dijo: “Eso es estrés”. Y no sirvió de nada explicar que, con 25 años de viajes al Himalaya, era inevitable que hubiera traído bacterias, protozoarios y todo un zoológico de microorganismos diferentes a los nuestros. Él siguió pensando que la causa era el estrés.

Un día, me lastimé la columna entrenando Aikido. Fui al ortopedista y, tan pronto como declaré tener dolor en la columna, me dijo, fundamentado en su experiencia: “Es estrés”. Y no sirvió de nada que le explicara que la causa había sido un trauma. Él persistió diciendo que, independientemente del impacto en las vértebras, el estrés estaba asociado al dolor de espalda.

Pero lo más increíble fue cuando, años después, fui al dentista con un absceso en un diente y el odontólogo enseguida dijo: “Es estrés. Estudios recientes han probado que el estrés desencadena abscesos y toda suerte de inflamaciones, inclusive cáncer, porque baja la resistencia del organismo”.

¿Cuál es la conclusión?
La conclusión de los casos anteriores es que, sea cual sea su problema, el disparador puede haber sido el estrés. Usted puede tener virus y bacilos en su organismo que nunca crearían problema alguno si no ocurriera la baja de la capacidad inmunológica por el estrés. Es el caso del virus del herpes, que está allí quietecito hasta que usted tenga un episodio de estrés: inmediatamente las malditas ampollas comienzan a aflorar en los labios o en los órganos genitales. Usted puede tener propensión genética al cáncer, pero él nunca se desarrollaría si no ocurriera una baja de resistencia del organismo.

Del pocket book Estrés
Profesor DeRose, Egrégora Books

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